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Día Mundial de las Legumbres, 3 de febrero

MSc. Patricia Sedó Masís

Nutricionista-Gerontóloga

Teléfono Escuela de Nutrición 2511-2162

Con el objetivo de exaltar el gran valor de las leguminosas para la agricultura, el ambiente, la sostenibilidad, la cultura alimentaria y la nutrición de la población, la Asamblea General de Naciones Unidas estableció en el 2019 el Día Internacional de las Leguminosas.

Se han identificado diversos beneficios agro ambientales y para la seguridad alimentaria y nutricional asociados con la producción frijolera y el consumo frecuente y suficiente de legumbres, entre ellos la capacidad de las plantas para fijar el nitrógeno atmosférico en los suelos y su enriquecimiento, lo que favorece suelos más fértiles; también sobresale la mayor productividad agrícola y la reducción de uso de fertilizantes y otras sustancias químicas que producen gases con efecto invernadero.

La milpa, considerada un sistema agrícola ancestral, muestra el gran beneficio de sembrar juntos maíz y frijoles, con el máximo aprovechamiento de las parcelas y la posibilidad de favorecer una mayor biodiversidad agrícola y obtener beneficios alimentarios en las familias. Proteger la producción nacional de frijoles, no sólo tiene un impacto en la economía y desarrollo rural, sino también en la nutrición de las familias, y en la seguridad alimentaria y nutricional que fundamenta la agricultura familiar.

Las leguminosas forman parte del plato básico de muchas poblaciones, sea en forma de frijoles, garbanzos, lentejas u otros granos, y el consumo popular es relevante. Su alto valor nutricional, y en combinación con cereales, brinda una alimentación completa en proteínas; además, son fuente de vitaminas esenciales, entre ellas las del complejo B, así como minerales y son una excelente fuente de fibra. Su presencia en la dieta vegetariana y en aquella baja en productos de origen animal es fundamental; además, por su composición química-nutricional, se recomienda el consumo debido a que brinda saciedad y se previenen enfermedades.

Como parte de este grupo están los frijoles comunes –negros y rojos- un alimento que forma parte del gran tesoro alimentario heredado desde la época precolombina, y que combinado con el arroz da origen a un platillo tradicional costarricense: el gallo pinto.

Por diversas razones de índole económico, cambio en los hábitos alimentarios y prácticas de consumo actuales, el frijol común está cada vez menos presente en la mesa del costarricense, sin haberse sustituido por un alimento similar o superior en su valor nutricional. Es por tal razón que la Escuela de Nutrición de la UCR desarrolla una campaña educativa para el incremento del consumo de frijoles en la población, mediante la cual se desea estimular la producción nacional de frijoles y apoyar a los pequeños agricultores de frijoles de nuestro país, brindar opciones alimentarias variadas donde los frijoles sean el ingrediente principal, y favorecer el consumo de esta leguminosa en la población infantil, adolescente y juvenil para conservar el legado en la mesa de este alimento considerado como una joya de nuestro patrimonio alimentario, y de gran valor para asegurar dietas sostenibles y saludables.


 

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